
Entré al banco y estaba a punto de hablar con el cajero cuando de repente unos atracadores armados entraron con fuerza. Los dos llevaban puesta ropa oscura, con un pasamontañas, y pistolas grandes. Uno era muy alto y delgado, y el otro hombre era muy bajo, eran muy agresivos y tenían voces fuertes. Como tenía miedo, me tiré al suelo en una esquina, y por suerte, los atracadores no me vieron. Uno de los criminales disparó tres veces, y el otro se aproximó al cajero. El cajero, valientemente se negó a entregarle el dinero, me sorpr
endí muc ho dado que parecía que los atracadores podrían fácilmente matarle. Entonces los atracadores le intimidaron con su pistola, y por supuesto el cajero le dio todo el dinero en el establecimiento. Mientras que el cajero estaba dando el dinero a los atracadores, oí el sonido de unas sirenas de la policía. Como los atracadores las habían oído, estaban muy enfadados, y se volvieron muy rápidamente. Oí a uno de los criminales decir al otro que se diera prisa, y después llamó a alguien, diciendo que la policía estaba cerca. Dos minutos más tarde, tres policías entraron muy rápido, e intentaron detener a los atracadores, pero no tuvieron éxito. Los atracadores efectuaron disparos, y la policía no estaba preparada. Un policía murió, y los atracadores se fugaron del banco. La policía les persiguió durante dos o tres minutos, pero los criminales habían escapado en un coche, y rápidamente estaban muy lejos del local.

