Friday 3 September 2010

El poder de la euforia, España campeón

El triunfo de la selección española sobre Holanda el pasado 11 de julio quebró barreras históricas, cicatrizó viejas heridas –al menos, momentáneamente- y logró un imposible: la unión de todos los españoles para celebrar la victoria, una victoria sentida por la mayoría como un logro conjunto del país. España fue una España unida, que no pudo ser vencida.

Ni ajustes, ni depresión económica, ni desempleo, evitaron que miles de españoles salieran a las calles de ciudades de todo el mundo, envueltos en sus banderas y con las caras pintadas, a gritar, convencidos, que España es la mejor…, a pesar de la crisis. Se podría considerar un acontecimiento histórico ver cómo la hazaña de la “roja” produjera, en un país poco acostumbrado a triunfos deportivos tan importantes; tal euforia y el sentimiento de una España unida, olvidado por las secuelas de la guerra civil, aún vivas, y afectado por las reminiscencias del franquismo. Todos gritaron sin vergüenza y sin temor. Sin temor a que catalanes, vascos o gallegos se sintieran ofendidos.


El deporte mueve montañas; no salva a un país de una crisis profunda, pero ayuda a subir el ánimo. Y es que este año ha sido un año de triunfos. La selección de fútbol venció marcando el 1 a 0 definitivo frente a Holanda logrando la ansiada copa del mundo; Rafael Nadal se hizo con su segunda copa en Wimbledon; y el aclamado “rey del ciclismo”, Alberto Contador, también repitió victoria –tercera- en el Tour de Francia; o la joven Gisela Pulida, que con tan solo 16 años posee seis títulos de campeona del mundo de Kite Surf, y el encabeza el de este año.


Éstas han sido las pocas alegrías que se dan en una realidad tangible en la que pocos motivos hay para festejar. El paro avanzó un 1.5% en agosto (61.083 personas) tras cuatro meses de caídas y augura un otoño sombrío, con casi cuatro millones de desempleados. España se encuentra ahora entre promesas de estimulación económica que se repiten cada día, formuladas en reformas laborales -difícilmente consensuadas entre los diferentes grupos políticos-, y la antesala de la negociación de los Presupuestos Generales del Estado, que nos aleja, de nuevo, del estado de euforia al que nos condujo el deporte, un deporte victorioso que rompió barreras históricas y nos hizo olvidar que en algunos aspectos necesitamos mejorar.

¿Crees que la euforia aliena a las personas, hace que olviden sus problemas?

¿Por qué une el deporte? ¿Debe un país estar unido siempre? ¿Por qué?

¿Podría solucionarse la crisis económica donando una parte de las ganancias del deporte a las arcas del Estado?

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